La historia de Robersom y de RGR comenzó en 1985. A los 21 años, estabilizado profesionalmente como vendedor de automóviles, encontró, por casualidad, a un vecino de edad similar que comentó sobre su reciente despido de una fábrica de mecanizado de conexiones. Ahora desempleado, el vecino expuso su deseo de emprender a partir del conocimiento que había adquirido en el sector. Sin embargo, compartió un impedimento: no tenía el local apropiado para iniciar la operación.

Aquella conversación permaneció en sus pensamientos.

Poco tiempo después, se encontraron nuevamente. Curioso sobre los avances, Robersom preguntó al vecino cómo iba el proyecto. La conversación avanzó y resultó en un inicio de negociaciones para una sociedad.

Tras abordar a sus padres sobre la idea de montar una empresa en el patio de su casa, recibió el apoyo e incentivo necesarios para seguir adelante.

Ya en la semana siguiente, acordó su rescisión laboral y comenzaron a definir las responsabilidades y el plan de negocios.

Para comenzar, vendieron bienes personales e inyectaron todos los ahorros en el negocio.

En 1987, por divergencias de pensamiento, la sociedad se disolvió.

Debido a los escasos recursos, en un inicio turbulento, Robersom necesitó volver al mercado laboral convencional. Sin embargo, en aquel patio de la casa de sus padres, quedaron algunas herramientas, maquinaria y materia prima, como parte que le correspondía de la disolución.

Tales elementos quedaron olvidados por meses, hasta que un día sus padres lo abordaron con un ultimátum: «Retoma el negocio solo, pues sabemos que eres capaz, o libera nuestro patio». Esas palabras tocaron su orgullo y la vena emprendedora volvió a latir. Con la experiencia adquirida en los tiempos de sociedad, en cuanto al manejo de las máquinas y al desarrollo de los productos, sintió que aquel era el camino a seguir.

Decidió, entonces, renunciar al empleo y reasumió el mando del negocio, ahora en solitario. En un día común, llamó a un muchacho que pasaba por la calle y le ofreció un trabajo como ayudante en la operación, con remuneración al final del día. Ese fue el inicio de su primera experiencia como empleador.

A continuación, contactó a un profesional de mecanizado, que trabajaba en una empresa del sector, ofreciéndole un trabajo extra fuera del horario. Ese profesional aceptó la propuesta y, con el tiempo, pasó a integrar el equipo de forma definitiva.

Con el paso del tiempo, con mucha determinación y enfoque en los objetivos, incluso ante las más complejas adversidades, la empresa fue estandarizando sus operaciones, contratando personal y fomentando su base de proveedores y clientes.

En un momento determinado, un representante comercial del ramo de implementos viales y válvulas de frenos se interesó por los productos RGR, incorporándolos a su portafolio. Este punto de inflexión fue el hito que fortaleció la posición de la empresa en el mercado y consolidó este sueño emprendedor.

La empresa enfrentó y superó diversas crisis a lo largo de los años, siempre adaptándose con audacia y dinamismo. La cultura fue establecida e impulsó el crecimiento. Las inversiones en tecnología, procesos y expansión siempre fueron ejercidas de forma cíclica y constante.

Con el diferencial de la calidad y contando con estrategias bien estructuradas, RGR Neumáticos se convirtió en una referencia en el sector.

Hoy, con 40 años de experiencia, siendo 37 años de RGR, la empresa está consolidada en el mercado como líder y proveedora de los mayores actores del segmento, en Brasil y en América del Sur.